Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Juan 12:40

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

«Dios los ha hecho tercos, y no los deja entender, para que no se arrepientan ni crean en él, ni se salven.»

Ver Capítulo Copiar

44 Referencias Cruzadas  

»Confunde la mente de este pueblo; que no pueda ver ni oír ni tampoco entender. Así no podrá arrepentirse, y yo no lo perdonaré».

Jesús les respondió: —A ustedes les he explicado los secretos acerca del reino de Dios. Pero a los demás solo les enseño por medio de ejemplos. Así, aunque miren, no verán, y aunque oigan, no entenderán.

Así, aunque miren, no verán, y aunque oigan, no entenderán, a menos que se arrepientan de sus pecados y pidan perdón a Dios.»

Dios ha hecho caer sobre ustedes un sueño muy profundo. Ustedes los profetas deberían ser los ojos del pueblo, pero son incapaces de ver nada.

Por eso, dejen de pecar y vuelvan a obedecer a Dios. Así él olvidará todo lo malo que ustedes han hecho, les dará nuevas fuerzas

Luego Jesús dijo: «Yo he venido al mundo para juzgarlos a todos. Les daré vista a los ciegos, y se la quitaré a los que ahora creen ver bien.»

«El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados

4 (5) Dios les dijo a los israelitas: «Ya mi enojo se ha calmado. Ahora voy a mostrarles cuánto los amo y no volverán a ser rebeldes.

Entonces los israelitas dijeron: «¡Volvamos a Dios! Aunque él nos ha castigado mucho, también nos dará su perdón.

«Tú, Ezequiel, vives entre gente tan rebelde, que hasta cierra los ojos y se tapa los oídos para no verte ni oírte. Por eso quiero que salgas de tu casa a plena luz del día, cuando todos puedan verte, y finjas caminar como si te llevaran preso a otro país. No lleves contigo más de lo que puedas cargar; llévate solamente lo que se llevaría un prisionero. Esta gente es muy rebelde, pero espero que entienda el mensaje. »Por la tarde, haz un hueco en la muralla y pasa por ahí con tu equipaje, como para iniciar tu viaje al país donde quedarás prisionero. Y por la noche, échate al hombro lo que lleves en la mano y ponte en marcha. Tápate la cara para no ver el país. De este modo le darás una lección al pueblo de Israel».

»¡Vuelvan conmigo, hijos rebeldes! ¡Yo los convertiré en hijos obedientes!» Los israelitas respondieron: «Dios nuestro, aquí nos tienes. A ti volvemos, porque eres nuestro Dios.

Dios sanó las heridas de los que habían perdido toda esperanza.

4 (5) Yo le he pedido a Dios: «Tenme compasión; devuélveme la salud, pues he pecado contra ti».

Dios mismo hizo que los enemigos se pusieran tercos y ofrecieran resistencia. Lo hizo para que los israelitas los destruyeran por completo, sin compasión, tal como Dios se lo había ordenado a Moisés.

4 (3) Hasta ahora Dios no ha permitido que ustedes entiendan por qué hizo todo eso.

Así que todo depende de lo que Dios decida hacer: él se compadece de quien quiere, y a quien quiere lo vuelve terco.

“Ve y diles a los israelitas: Por más que ustedes escuchen, nada entenderán; por más que miren, nada verán.

No hagan caso de los fariseos: son como el ciego que guía a otro ciego, y si un ciego guía a otro, los dos terminan cayéndose en una zanja.

”Pero si algún profeta les da un mensaje falso, será porque así lo quise. Sin embargo, castigaré a ese profeta y lo eliminaré del pueblo.

Escucha, pueblo tonto y estúpido, que tiene ojos pero no quiere ver, que tiene oídos pero no quiere oír.

En su camino a Jerusalén pasaron por las regiones de Fenicia y Samaria. Allí les contaron a los cristianos judíos que mucha gente no judía había decidido seguir a Dios. Al oír esta noticia, los cristianos judíos se alegraron mucho.

Tenían la mente cerrada, pues no habían entendido el verdadero significado del milagro de los panes.

Pero él fue herido por nuestras rebeliones, fue golpeado por nuestras maldades; él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas recibimos la paz y fuimos sanados.

Tú les tienes preparado su castigo, pero ellos ni siquiera se dan cuenta. ¡Demuéstrales cuánto nos amas, para que sientan vergüenza! ¡Destrúyelos con tu enojo!

Como yo haré que los egipcios se pongan tercos, ellos van a ir tras ustedes, pero entonces yo los destruiré. Y cuando haya derrotado al rey, y a todos sus ejércitos y carros, los egipcios sabrán que yo soy el Dios de Israel. ¡Voy a demostrarles mi gran poder!

Yo haré que el rey se ponga terco y vaya a perseguirlos. Pero cuando lo haga, destruiré su ejército y le mostraré mi gran poder. Así sabrán los egipcios que yo soy Dios». Los israelitas hicieron lo que Dios les mandó hacer.

A pesar de esto, el rey de Egipto se puso terco y no les hizo caso ni a Moisés ni a Aarón, tal como Dios lo había dicho.

Él no les hará caso, ni los dejará salir, porque yo haré que se ponga terco. Pero serán tantas las señales terribles y asombrosas que haré en Egipto, que él los dejará ir. Descargaré sobre los egipcios todo mi poder, y los castigaré; ¡así le haré justicia a mi pueblo Israel, y lo sacaré de Egipto como un ejército! ¡Esos egipcios van a saber que yo soy el Dios de Israel!

Ya Dios le había dicho: «Cuando llegues a Egipto, haz delante del rey todas las maravillas que te he ordenado hacer con la vara. Yo haré que el rey se ponga terco y no deje salir al pueblo.

Entonces Dios preguntó quién iría a convencer a Ahab para que atacara a Ramot de Galaad y fuera vencido ahí. Unos decían una cosa y otros otra.

Sin embargo, Dios hizo que el rey se pusiera terco y no quisiera saber nada de Moisés ni de Aarón, tal como Dios se lo había dicho a Moisés.

Dios le dijo a Moisés: «Ve y preséntate ante el rey. Yo he hecho que él y sus consejeros se pongan tercos, para mostrarles mi poder mediante señales terribles y asombrosas.

Moisés y Aarón hicieron en presencia del rey todas las señales terribles y asombrosas que Dios les había ordenado hacer, pero el rey se puso terco y no dejó que los israelitas se fueran de Egipto.

Entonces Dios me dijo: «Ve y dile a este pueblo: “Por más que oigan, no van a entender; por más que miren, no van comprender”.

Por eso no podían creer, pues Isaías también escribió:




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios