Entonces Marta le dijo a Jesús: —Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo: —Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se arrodilló delante de él y le dijo: «¡Mi hija acaba de morir! Pero si tú vienes y pones tu mano sobre ella, volverá a vivir.»
Entonces la mujer le dijo a Elías: —Profeta, ¿qué tienes en mi contra? ¿Has venido a recordarme mis pecados y a castigarme con la muerte de mi hijo?
Pero otros decían: «Jesús hizo que el ciego pudiera ver. También pudo haber hecho algo para que Lázaro no muriera.»
Hablaron mal de Dios, y hasta llegaron a decir: «Aquí en el desierto Dios no puede darnos de comer.
Muchas veces lo pusieron a prueba; ¡hicieron enojar al santo Dios de Israel!
y sus hermanas le mandaron este mensaje a Jesús: «Señor, tu querido amigo Lázaro está enfermo.»