—Síganme y lo verán —contestó Jesús. Ellos fueron y vieron dónde vivía Jesús; y como eran casi las cuatro de la tarde, se quedaron con él por el resto del día.
Pero los dos discípulos insistieron: —¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro. Jesús se fue a la casa con ellos.
Todos los que mi Padre ha elegido para que sean mis seguidores vendrán a buscarme; y cuando vengan, yo no los rechazaré.
Por eso, cuando la gente del pueblo llegó a donde estaba Jesús, le rogó que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días,
Natanael preguntó: —¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? —Ven y lo verás —contestó Felipe.
’Yo estoy a tu puerta, y llamo; si oyes mi voz y me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo.
Yo amo a los que me aman, y me dejo encontrar por todos los que me buscan.
Jesús se dio vuelta y, al ver que lo seguían, les preguntó qué querían. Ellos le preguntaron: —¿Dónde vives, Maestro?
Uno de ellos era Andrés, el hermano de Simón Pedro.