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Referencias Cruzadas

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Juan 1:29

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba. Entonces le dijo a toda la gente: «¡Aquí viene el Cordero de Dios que quita el pecado de la gente del mundo! Por medio de él, Dios les perdonará a ustedes todos sus pecados.

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65 Referencias Cruzadas  

»Fue maltratado y humillado, pero nunca se quejó. Se quedó completamente callado, como las ovejas cuando les cortan la lana; y como cordero llevado al matadero, ni siquiera abrió su boca.

Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros.

Como ustedes saben, Jesucristo vino al mundo para quitar los pecados del mundo. Jesucristo no peca, ni puede pecar.

al contrario, pagó con la sangre preciosa de Cristo. Cuando Cristo murió en la cruz, fue ofrecido como sacrificio, como un cordero sin ningún defecto.

Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo.

Cristo hizo suyos nuestros pecados, y por eso murió en la cruz. Lo hizo para que nosotros dejemos por completo de hacer el mal, y vivamos haciendo el bien. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.

El Hijo de Dios nos muestra el poder y la grandeza de su Padre. El Hijo de Dios es igual en todo a su Padre, y con su gran poder hace que el universo siga existiendo. El Hijo de Dios logró que Dios nos perdonara nuestros pecados, y después subió al cielo para sentarse a la derecha del trono de su Padre.

»Después de tanto sufrimiento, comprenderá el valor de obedecer a Dios. El fiel servidor, aunque inocente, fue considerado un criminal, pues cargó con los pecados de muchos para que ellos fueran perdonados. Él dio su vida por los demás; por eso Dios lo premiará con poder y con honor».

En el momento en que el Cordero rompía el primero de los siete sellos, oí que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno: «¡Acércate!»

»La muerte del Cordero y el mensaje anunciado han sido su derrota. Los nuestros no tuvieron miedo, sino que se dispusieron a morir.

Pero Cristo prefirió recibir por nosotros la maldición que cae sobre el que no obedece la ley. De ese modo nos salvó. Porque la Biblia dice: «Dios maldecirá a cualquiera que muera colgado de un madero.»

Cuando vio que Jesús pasaba por allí, les dijo: «¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!»

»Dios secará todas sus lágrimas, y los cuidará el Cordero que está en medio del trono, así como el pastor cuida sus ovejas y las lleva a manantiales de agua que da vida.

En ese momento el oficial leía el pasaje que dice: «Fue llevado al matadero, como se lleva a las ovejas para cortarles la lana. Como si fuera un cordero, él ni siquiera abrió su boca. Fue maltratado y humillado, pero nunca se quejó. »No lo trataron con justicia; no llegó a tener hijos porque le quitaron la vida.»

Después, el monstruo y los diez reyes pelearán contra el Cordero, pero él y sus seguidores los vencerán. El Cordero vencerá, porque es el Señor más grande y el Rey más poderoso. Con él estarán sus seguidores. Dios los ha llamado y elegido porque siempre lo obedecen.»

y con ellas cantaban el canto de Moisés, dedicado al Cordero. Decían: «Señor, Dios todopoderoso, todo lo que tú haces es grande y maravilloso. »Tú eres el Rey del mundo, todo lo que haces es justo y correcto.

Entonces miré, y vi al Cordero de pie en el monte Sión. Junto a él estaban ciento cuarenta y cuatro mil seguidores suyos, que tenían escritos en la frente los nombres del Cordero y del Padre.

Yo le respondí: —Señor, usted lo sabe. Y él me dijo: —Son los que no murieron durante el tiempo de gran sufrimiento que hubo en la tierra. Ellos confiaron en Dios, y él les perdonó sus pecados por medio de la muerte del Cordero.

Porque Cristo murió una vez y para siempre para perdonarnos nuestros pecados. Él era bueno e inocente, y sufrió por los pecadores, para que ustedes pudieran ser amigos de Dios. Los que mataron a Cristo destruyeron su cuerpo, pero él resucitó para vivir como espíritu.

El ángel me dijo: «Escribe esto: Benditos sean todos los que han sido invitados a la cena de bodas del Cordero.» Y luego añadió: «Esto lo dice Dios, y él no miente.»

Dios se enojará mucho y lo castigará duramente. No será un castigo suave, sino que lo hará sufrir con fuego y azufre ardiente, y los santos ángeles y el Cordero lo verán sufrir su castigo.

A ese monstruo lo adorarán todos los que no tienen sus nombres escritos en el libro del Cordero, que fue sacrificado. Ese libro fue escrito desde antes de que Dios creara el mundo, y en él están escritos los nombres de todos los que tienen vida eterna.

»Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna.

»Alegrémonos, llenémonos de gozo y alabémoslo, porque ha llegado el día de la boda del Cordero. »Ya está lista su esposa, la cual es la iglesia;

los cuales no adoraron a dioses falsos ni fueron infieles a Dios. Todos ellos seguían al Cordero por dondequiera que él iba, y habían sido salvados para ser el primer regalo que se ofreciera a Dios y al Cordero,

Apenas hizo esto, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron delante de él. Cada uno tenía un arpa, y llevaba una copa llena de incienso que representaba las oraciones del pueblo de Dios.

Después vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas con las últimas plagas terribles, y me dijo: «Acércate; voy a mostrarte a la novia, la que va a ser la esposa del Cordero».

Y todos ellos les decían a las montañas y a las rocas: «¡Caigan sobre nosotros, para que no nos vea el que está sentado en el trono! ¡Que no nos castigue el Cordero!

Él quiso morir para rescatarnos de todo lo malo y para purificarnos de nuestros pecados. Al hacerlo, nos convirtió en su pueblo, en un pueblo decidido a hacer el bien.

Pero nunca entrará en ella nada que desagrade a Dios; no entrarán los que han adorado a dioses falsos, ni los objetos que hayan usado en su culto. Solo podrán entrar los que tengan anotados sus nombres en el libro del Cordero. En ese libro están anotados los que recibirán la vida eterna.

El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo, para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio.

Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo. En el momento oportuno, Dios nos demostró que quiere salvar a todos.

Lo primero que les enseñé fue lo mismo que yo aprendí: que Cristo murió en lugar de nosotros, que éramos pecadores. Tal como lo enseña la Biblia,

Yo, el Hijo del hombre, lo hago así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para dar mi vida por la salvación de muchos.»

Entonces vi un Cordero cerca del trono. En el cuerpo llevaba las marcas de haber sido sacrificado. Estaba de pie, rodeado por los cuatro seres vivientes y por los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos, y también siete ojos. Estos son los siete espíritus de Dios, que han sido enviados para visitar toda la tierra.

De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para que muchos seamos perdonados de nuestros pecados. Después él volverá otra vez al mundo, pero no para morir por nuestros pecados, sino para salvar a todos los que esperamos su venida.

Jesucristo siempre obedeció a nuestro Padre Dios, y se dispuso a morir, para que Dios perdonara nuestros pecados y nos librara de este mundo malvado.

pero Dios perdona a todo aquel que cree en Jesús.

Cuando nazca el niño, lo llamarás Jesús. Él va a salvar a su pueblo del castigo que merece por sus pecados.»

La muralla estaba construida sobre doce grandes rocas, y en cada roca estaba escrito uno de los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

Para poder ayudarlos, tenía que hacerse igual a ellos. Por eso Jesús es un Jefe de sacerdotes en quien se puede confiar, pues está lleno de amor para servir a Dios. Además, por medio de su muerte, Jesús logró que Dios nos perdonara nuestros pecados.

—¿Por qué no se comieron el chivo en el santuario? Ustedes saben que se trata de una ofrenda muy especial; ¡es una ofrenda para el perdón de pecados! Con esa ofrenda, Dios los perdona a ustedes y al pueblo.

Dios le dijo a Aarón: «Cuando los israelitas cometan algún pecado contra el santuario, tú y tus descendientes, y los demás descendientes de Leví, pedirán perdón por ellos. Pero cuando tú y tus descendientes estén de servicio como sacerdotes y pequen, nadie podrá pedir perdón por ustedes, sino ustedes mismos.

»Dios quiso humillarlo y hacerlo sufrir, y el fiel servidor ofreció su vida como sacrificio por nosotros. Por eso, él tendrá una vida muy larga, llegará a ver a sus descendientes, y hará todo lo que Dios desea.

»Ese día yo perdonaré a mi pueblo. Los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén siempre encontrarán perdón en mí. Borraré de la tierra a todos los ídolos, y nunca más serán recordados. Acabaré también con sus profetas, que hablaban guiados por malos espíritus. Cuando alguien quiera engañarlos, diciendo que habla de mi parte, sus propios padres lo condenarán a morir, y ellos mismos lo matarán. Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que así se hará.

Al día siguiente, Juan estaba en el mismo lugar con dos de sus discípulos.

Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Allí encontró a Felipe, que era de Betsaida, el pueblo donde vivían Andrés y Pedro. Jesús le dijo a Felipe: «Sígueme».

Tres días después María, la madre de Jesús, fue a una boda en un pueblo llamado Caná, en la región de Galilea.

La gente le dijo a la mujer: «Ahora creemos, no por lo que tú nos dijiste, sino porque nosotros mismos lo hemos oído; y sabemos que en verdad él es el Salvador del mundo.»

Y así sucedió. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un asta. Y cuando alguna serpiente mordía a alguien, esa persona miraba a la serpiente de bronce y así no le pasaba nada.




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