Entonces Dios le preguntó a Jonás: —¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó esa planta? —Por supuesto que sí —dijo Jonás—. Sin ella, prefiero morirme.
Cuando Dios los ponga tristes, no lo lamenten, pues esa tristeza hará que ustedes cambien, y que pidan perdón y se salven. Pero la tristeza provocada por las dificultades de este mundo, los puede matar.
y cuando salió el sol, Dios mandó un viento tan caliente que el pobre Jonás casi se desmayaba. Era tanto el calor que Jonás quería morirse; por eso gritó: —¡Prefiero morir que seguir viviendo!