Joel 2:17

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

¡Que vengan los sacerdotes, los servidores de Dios! Que se paren ante el altar, y con lágrimas en los ojos oren de esta manera: “¡Dios nuestro, perdona a tu pueblo! ¡No permitas que las naciones nos desprecien y nos humillen! No permitas que con tono burlón nos pregunten: ‘¿Dónde está su Dios?’”

Referencias Cruzadas

Ezequiel 8:16

Luego Dios me llevó al patio que está dentro del templo, y vi que entre el patio y el altar había unos veinticinco hombres. Estaban de espaldas al Lugar Santo y mirando hacia el este; arrodillados, tocaban el suelo con la cara, y adoraban al sol.

Salmos 115:2

Las otras naciones preguntan en son de burla: «¿Qué pasó con su Dios?»

Salmos 79:10

¿Por qué tienen que decirnos las naciones enemigas: «Dios ya los ha abandonado»? ¿No ves que han matado a tu pueblo y han derramado su sangre? ¡Cóbrales su muerte! ¡Haz que esas malvadas naciones sufran la muerte en carne propia, y a nosotros, déjanos ser testigos!

Mateo 23:35

Por eso, serán culpables de la muerte de toda persona buena en el mundo; comenzando por la muerte de Abel hasta terminar con la muerte del profeta Zacarías, que era hijo de Berequías. A este profeta lo mataron entre el templo y el altar de los sacrificios.

Amós 7:2

Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo hasta la hierba, le rogué a Dios: —¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?

Joel 1:9

También lloran los sacerdotes que están al servicio de Dios, pues ya nadie lleva al templo ofrendas de vino y de cereales.

1 Reyes 6:3

El salón que estaba adelante medía nueve metros de largo, y cuatro metros y medio de ancho.

Éxodo 34:9

diciendo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! Si de veras me amas, acompáñanos. Es verdad que somos muy tercos, pero perdona nuestros pecados y acéptanos como tu pueblo».

Miqueas 7:10

»Babilonia, enemiga nuestra, tú preguntabas por nuestro Dios; ¡pues vas a quedar en vergüenza cuando veas lo que hará por nosotros! ¡Ya nos alegraremos al verte pisoteada como el barro de las calles!

Amós 7:5

Pero yo le rogué a Dios: —¡No lo hagas, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?

Ezequiel 20:9

Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo y para que no hablaran mal de mí los pueblos entre los cuales vivían los israelitas. Y es que yo me di a conocer a los israelitas, y los saqué de Egipto, en presencia de esos pueblos.

Isaías 37:20

Dios nuestro, te rogamos que nos salves del poder de los asirios, para que todas las naciones de la tierra sepan que tú eres el único Dios».

Salmos 89:51

51 (52) Tus enemigos nos ofenden; ¡a cada paso insultan a tu pueblo!

Salmos 89:41

41 (42) Todos los que pasan, algo se llevan; ¡somos la burla de nuestros vecinos!

Salmos 79:4

Los pueblos vecinos se burlan de nosotros; ¡somos el blanco de sus burlas!

Salmos 74:10

Dios nuestro, ¿hasta cuándo el enemigo va a seguir ofendiéndote y burlándose de ti?

Salmos 42:10

10 (11) Sus burlas me hieren profundamente, pues no dejan de decirme: «¡Ahora sí, tu Dios te abandonó!»

2 Crónicas 8:12

Desde el día en que pusieron los cimientos del templo, hasta que se terminó la construcción, Salomón presentaba ofrendas quemadas en honor a Dios. Las presentaba sobre el altar que había construido frente a la entrada del templo. Salomón siempre obedeció lo que Moisés había ordenado en cuanto a las ofrendas. Por eso, presentaba las ofrendas diarias, las de los sábados, las mensuales, y las de las tres grandes fiestas anuales: la fiesta de los panes sin levadura, la fiesta de la cosecha y la fiesta de las enramadas. Salomón obedeció fielmente lo que su padre le había dicho en cuanto al culto. Por eso hizo un horario de trabajo para los sacerdotes y sus ayudantes, quienes se encargaban de la alabanza. También hizo horarios de trabajo para los que cuidaban las entradas del templo y para los tesoreros. Todos ellos cumplieron con su deber.

Deuteronomio 32:27

Pero decidí no hacerlo por causa de mis enemigos; sabía que se burlarían de mí, y hasta pensarían que no fui yo quien castigó a Israel, creerían que ellos lo habían hecho, ¡ellos y su gran poder!

Mateo 27:43

Dijo que confiaba en Dios, y que era el Hijo de Dios. ¡Pues si en verdad Dios lo ama, que lo salve ahora!»

Malaquías 1:9

»¿Y después de presentarme esa clase de ofrendas, todavía esperan que yo los escuche y les tenga compasión? Pues yo soy el Dios todopoderoso y quiero que les quede claro lo siguiente:

Nehemías 9:36

»Dios mío, mira cómo estamos. Ahora somos esclavos en el país que les diste a nuestros antepasados para que lo disfrutaran.

Joel 1:13

»Ustedes, los sacerdotes, que sirven a Dios en el altar, pónganse ropa de luto y pasen la noche llorando, pues ya nadie trae al templo ofrendas de vino y de cereales.

Salmos 42:3

3 (4) Día y noche me he bebido mis lágrimas; mis enemigos no dejan de decirme: «¡Ahora sí, tu Dios te abandonó!»

2 Crónicas 7:20

entonces expulsaré a Israel de la tierra que le he dado. Abandonaré el templo que había elegido para que me adoraran, y todas las naciones se burlarán de tu pueblo.

1 Reyes 9:7

entonces expulsaré a Israel de la tierra que le he dado. Abandonaré el templo que había elegido para que me adoraran, y todas las naciones se burlarán de tu pueblo.

Deuteronomio 28:37

Y a dondequiera que nuestro Dios los lleve, la gente se sorprenderá de todo lo que les habrá pasado. Se burlarán de ustedes, y hasta chistes harán de lo que les suceda.

Números 25:6

Pero mientras Moisés y los israelitas lloraban a la entrada del santuario, vieron que un israelita metía en su tienda de campaña a una mujer madianita.

Isaías 22:12

Isaías dijo: «El Dios todopoderoso les aconsejó que debían ponerse a llorar y vestirse de luto en señal de dolor.

Josué 7:9

Cuando lo sepan los cananeos y todos los que allí viven, nos rodearán y nos matarán. ¿Qué harás entonces para que no digan que fuiste incapaz de proteger a tu pueblo?

Salmos 42:4

4 (5) Cuando me acuerdo de esto, me invade el sufrimiento; recuerdo cuando iba camino hacia tu templo guiando multitudes; recuerdo las grandes fiestas, y los gritos de alegría cuando tu pueblo te alababa.

Salmos 42:11

11 (12) ¡Pero no hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador! ¡Solo a él alabaré!