Mandaré contra ella naciones enteras para que la lancen al viento, la destruyan y la dejen vacía. El día que sea destruida, la atacarán por todos lados.
El que viene después de mí separará a los buenos de los malos. A los buenos los pondrá a salvo, pero a los malos los echará en un fuego que nunca se apaga.»
luego los lanzarán al viento y la tormenta se los llevará. Ustedes, por el contrario, se alegrarán y harán fiesta porque yo soy su Dios, el Dios santo de Israel».
la tercera parte de ellos morirá de hambre y de enfermedad. ¡Caerán muertos en las calles de la ciudad! En los alrededores, otra tercera parte morirá atravesada por la espada. Y a la tercera parte restante la dispersaré por todo el mundo, aunque no dejaré de perseguirlos para destruirlos.
»¡Que vengan los guerreros, y ataquen a Babilonia! ¡Que la rodeen para que nadie se escape! Babilonia se rebeló contra mí. Por eso, ¡denle su merecido! ¡Trátenla como ella trató a otros! Yo soy el Dios de Israel, yo soy un Dios diferente.
Isaías dijo: «El Dios santo de Israel les dio la libertad, y ahora les dice: “Para salvarlos a ustedes, he mandado contra Babilonia un ejército que derribará todas las puertas de la ciudad. Entonces la alegría de los babilonios se convertirá en dolor.