El agua siguió bajando hasta el mes de Tébet, y el día primero de ese mes ya pudieron verse las cumbres de las montañas.
El agua fue bajando poco a poco, y después de ciento cincuenta días,
la casa flotante se asentó sobre las montañas de Ararat. Era el día diecisiete del mes de Etanim.
Cuarenta días después, Noé abrió la ventana de la casa