Cuando Jacob supo que en Egipto había trigo, les dijo a sus hijos: «¿Qué hacen allí, mirándose los unos a los otros? Me han dicho que en Egipto hay trigo. Si queremos seguir con vida y no morirnos de hambre, más vale que vayan allá y compren trigo para nosotros».
En aquel tiempo llegó a faltar comida en toda la región de Canaán. Era tan grave la falta de alimentos que Abram se fue a vivir a Egipto, porque allá sí había alimentos.
Cuando los hermanos de José llegaron a Egipto, se inclinaron ante José con mucho respeto, pues él gobernaba en Egipto y era el que vendía el trigo a todo su pueblo.
Sin embargo, José seguía vendiendo trigo y amontonando dinero en el palacio del rey. Todo el dinero que había en esos países lo recogió en pago del trigo comprado.