porque debemos ir a Betel para presentarnos ante Dios. Allá construiré un altar, para darle gracias, pues cuando estuve en problemas, él me ayudó. Por dondequiera que he andado, Dios siempre ha estado conmigo».
Allí visitaron a los que habían creído en Jesús, y les recomendaron que siguieran confiando en él. También les dijeron: «Debemos sufrir mucho antes de entrar en el reino de Dios».
»El trabajo que yo los envío a hacer es peligroso. Es como enviar ovejas a un lugar lleno de lobos. Por eso, sean listos y estén atentos como las serpientes, pero sean también humildes, como las palomas.
Jesús les dijo: —¿Por qué están tan asustados? ¡Qué poco confían ustedes en Dios! Jesús se levantó y les ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y todo quedó muy tranquilo.
Porque el eneldo no se trilla ni se pasa sobre el comino la rueda de una carreta; el eneldo se sacude con un palo, y el comino, con una vara. El trigo no se trilla sin parar; más bien, se le pasa una carreta y el grano se separa, pero sin molerlo. »Todo esto se aprende de Dios.
13 (14) Mucha gente habla mal de mí, y hasta mí llegan sus chismes de que parezco un fantasma. Todos se han puesto en mi contra, y hasta quieren matarme.
11-12 (12-13) Tú me prometiste que me iría bien, y que mis descendientes llegarían a ser como la arena del mar, que no se puede contar. ¡Líbrame ahora de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga y nos ataque a todos».
3-4 (4-5) Después de eso, Jacob envió unos mensajeros a su hermano Esaú, que vivía en la región de Edom. Los mensajeros tenían instrucciones de decirle a Esaú: «Su hermano Jacob se pone a sus órdenes y le hace saber que todo este tiempo ha estado viviendo con su tío Labán.