La mujer le contestó: —¡Sí podemos comer de cualquier árbol del jardín!
4 (5) Son gente tan venenosa que hasta parecen víboras. Son venenosos como las cobras, que se hacen las sordas
pero claramente le dijo: «Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín,
pero no del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de ese árbol, te juro que morirás».
Lo que Dios nos dijo fue: “En medio del jardín hay un árbol, que no deben ni tocarlo. Tampoco vayan a comer de su fruto, pues si lo hacen morirán”. Pero la serpiente insistió: