Así que escúchame bien, y haz todo lo que te voy a decir.
Hijos, obedezcan a sus padres. Ustedes son de Cristo, y eso es lo que les corresponde hacer.
Su madre le respondió: —Hijo mío, haz lo que te digo. Tú tráeme los cabritos, y si tu padre te maldice, ¡que caiga sobre mí la maldición!
Pedro y los demás apóstoles respondieron: —Nosotros primero obedecemos a Dios, y después a los humanos.
Pero Pedro y Juan les respondieron: —Dígannos, entonces: ¿debemos obedecerlos a ustedes antes que a Dios?
Hazme caso y vete enseguida a la casa de mi hermano Labán, que vive en Harán.
Y Dios le respondió: «Tus hijos representan dos naciones. Son dos pueblos separados desde antes de nacer. Uno de ellos será más fuerte, y el otro será más débil, pero el mayor servirá al menor.»
cazar algún animal y prepararle un plato de comida, para darle su bendición especial.
Ve a donde está el rebaño, y tráeme dos de los mejores cabritos. Yo sé bien lo que a tu padre le gusta comer, y se lo voy a preparar.