Así que toma tu arco y tus flechas, y ve al campo, a ver qué puedes cazar para mí.
Algunos de ustedes dicen: «Soy libre de hacer lo que yo quiera.» ¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere, conviene; por eso no permito que nada me domine.
Prepárame luego un buen plato de comida, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Así, antes de mi muerte te daré mi bendición.
Solo se podrá entrar allí con arcos y flechas para cazar.