Daniel 8:2

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

En ese sueño me parecía estar junto al río Ulai, en la ciudad de Susa. Esta ciudad es la capital del reino, y se encuentra en la región conocida como Elam.

Referencias Cruzadas

Nehemías 1:1

Yo soy Nehemías hijo de Hacalías y esta es mi historia. En el mes de Quislev, cuando Artajerjes llevaba veinte años de reinar, yo estaba en el palacio del rey en Susa.

Ezequiel 32:24

’Aquí también está Elam, rodeada de sus soldados, que tanto asustaban a la gente. Todos ellos murieron en batalla, y ahora están aquí, enterrados sin honor, como se lo merecen los que no confían en Dios, ¡en lo más profundo de la tierra!

Jeremías 25:25

Zimri, Elam y Media;

Ester 2:8

Cuando se conoció la orden dada por el rey, muchas jóvenes fueron llevadas al palacio, y quedaron al cuidado de Hegai. Entre ellas estaba Ester.

Génesis 14:1

Por aquellos días hubo guerra entre dos grupos de reyes. En un bando estaban los reyes: Amrafel de Babilonia, Arioc de Elasar, Quedorlaómer de Elam, Tidal de Goím. En el otro bando estaban los reyes: Bera de Sodoma, Birsá de Gomorra, Sinab de Admá, Seméber de Seboím, el rey de Sóar.

Daniel 8:3

»En el sueño veía yo, a lo lejos, un carnero parado junto al río. Ese carnero tenía dos cuernos largos, pero uno era más largo que el otro y le había salido después.

Daniel 7:15

»Yo quedé tan confundido por lo que vi, que hasta me enfermé.

Daniel 7:2

«Yo soy Daniel. Una noche soñé que los cuatro vientos del cielo soplaban muy fuerte sobre el gran mar.

Isaías 21:2

Lo que Dios me mostró es algo terrible: el traidor y el destructor cumplen su tarea. »¡Pueblo de Elam, a las armas! ¡Pueblo de Media, al ataque! ¡Destruyan a Babilonia! Dios pondrá fin al sufrimiento que han causado los babilonios.

Isaías 11:11

»Entonces, Dios hará que vuelva todo su pueblo dispersado en los países de: Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar, Hamat, y las islas del mar.

Ester 9:15

Los judíos que estaban en Susa también se reunieron el día catorce del mes de Adar y mataron a trescientos hombres, pero no se adueñaron de sus pertenencias.

Ester 9:11

Ese mismo día informaron al rey cuántos habían muerto en Susa.

Ester 8:15

Cuando Mardoqueo salió del palacio, tenía puesto un traje azul y blanco, y lucía una gran corona de oro y un manto de lino y de fina tela roja. Mientras tanto, en la ciudad de Susa todos daban gritos de alegría.

Números 12:6

les dijo: «Óiganme bien. ¿Por qué se atreven a hablar mal de Moisés? Ustedes saben que cuando yo quiero decirles algo por medio de un profeta, le hablo a este por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, que es el más fiel de todos mis servidores, hablo cara a cara. A él le digo las cosas claramente, y dejo que me vea».

Hebreos 1:1

Hace mucho, mucho tiempo, los profetas comunicaron el mensaje de Dios a nuestros antepasados. Lo hicieron muchas veces y de muchas maneras.

Ester 7:6

Ester, señalando a Amán, le respondió: —¡Nuestro enemigo es este malvado! Al oír esto, Amán se quedó paralizado de miedo.

Ester 3:15

Este mismo decreto se publicó enseguida en Susa. Los mensajeros salieron rápidamente con el documento, y la noticia dejó confundidos a todos en la ciudad. El rey, por su parte, se sentó a beber con Amán.

Apocalipsis 9:17

Los soldados que vi montados a caballo llevaban, en su pecho, una armadura de metal roja como el fuego, azul como el zafiro y amarilla como el azufre. Los caballos tenían cabeza como de león, y de su hocico salía fuego, humo y azufre.

Ezequiel 1:1

Mi nombre es Ezequiel hijo de Buzí, y soy sacerdote. Fui llevado prisionero a Babilonia, junto con el rey Joaquín y muchos otros israelitas. Cinco años después, Dios me habló y me hizo sentir su poder y me permitió ver algunas cosas que iban a suceder. Estaba yo junto al río Quebar. Era el día cinco del mes de Tamuz del año treinta. Ese día pude ver que el cielo se abría

Daniel 8:1

»Además de este sueño que ya he contado, yo, Daniel, volví a tener otro sueño. Esto sucedió cuando Belsasar llevaba tres años de reinar.

Daniel 10:4

El día veinticuatro del mes de Abib, yo estaba a la orilla del gran río Tigris.