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Referencias Cruzadas

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Daniel 4:34

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

34 (31) «Al cabo de los siete años, yo, Nabucodonosor, dejé de estar loco. Entonces levanté los ojos al cielo y le di gracias al Dios altísimo, que vive para siempre. Lo alabé y le dije: “Tu poder durará para siempre, y tu reino no tendrá fin.

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57 Referencias Cruzadas  

El ángel levantó las manos al cielo y, en el nombre del Dios de la vida, juró: —Esto terminará cuando termine la destrucción del pueblo de Dios, es decir, dentro de tres años y medio.

»Sin embargo, en esos días el Dios del cielo enviará a un rey que reinará para siempre, y al que nadie podrá vencer. Al contrario, será él quien destruya a los otros reinos.

Pero tú, nuestro Dios, eres el Dios verdadero; ¡Tú nos das vida y reinas por siempre! Cuando te enojas, tiembla la tierra; ¡no hay nación que resista tu furia!»

Tu reino siempre permanecerá, pues siempre cumples tus promesas y todo lo haces con amor.

26 (27) ordeno a los habitantes de mi reino que adoren y obedezcan al Dios de Daniel. Su Dios vive para siempre, y su reino nadie puede destruirlo. Su poder será siempre el mismo.

32 (29) No vivirás ya entre la gente, sino que vivirás siete años entre los animales. Comerás hierba del campo, como ellos, hasta que reconozcas que el Dios altísimo es el único rey de este mundo. Solo Dios puede hacer rey a quien él quiere que sea rey».

gobernará a la nación de Israel para siempre, y su reinado no terminará nunca.

y Nabucodonosor no pudo seguir viviendo entre la gente, pues se portaba como un animal. Vivía entre los burros salvajes, comía pasto como los toros, y se bañaba con el rocío del cielo. Así vivió hasta que reconoció que solo el Dios altísimo reina sobre todas las naciones, y que solo él decide quién puede ser rey.

26 (23) »Al árbol se le dejaron el tronco y las raíces. Eso quiere decir que Su Majestad volverá a reinar, pero solo cuando haya reconocido el poder del Dios del cielo.

Dios es el único que vive para siempre, y vive en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder son de él para siempre! Amén.

3 (3.33) ¡Qué grandes son sus milagros y maravillas! Su reino durará para siempre, y su poder nunca tendrá fin.

¡Todo lo bueno y lo malo pasa porque él así lo ordena!

Ciudad de Jerusalén, ¡que tu Dios reine por siempre, por todos los siglos! ¡Alabemos a nuestro Dios!

1-2 (1b-2) Dios, rey de los cielos, de ti dependemos, como dependen los esclavos de la compasión de sus amos. Dios nuestro, de ti dependemos y esperamos que nos tengas compasión.

1 (1b) Dirijo la mirada a las montañas; ¿de dónde vendrá mi ayuda?

¡Demos gracias a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor nuestro!

24 (25) Entonces le rogué: «Para ti, Dios mío, los años no tienen fin; ¡no me lleves en plena juventud!

1 (2) Dios altísimo, ¡qué bueno es poder alabarte y cantarte himnos!

Tú, Dios mío, reinas para siempre y escuchas la oración de los humildes. Tú defiendes a los huérfanos y a los que son maltratados; tú los animas y les prestas atención. Pero a los que no te reconocen los echarás de tu tierra, para que nadie en este mundo vuelva a sembrar el terror.

El séptimo ángel tocó su trompeta, y en el cielo se oyeron fuertes voces que decían: «Nuestro Dios y su Mesías ya gobiernan sobre todo el mundo, y reinarán para siempre.»

¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.

Porque Dios, mi Padre, tiene el poder para dar la vida, y a mí me ha dado ese poder.

»El cobrador de impuestos, en cambio, se quedó un poco más atrás. Ni siquiera se atrevía a levantar la mirada hacia el cielo, sino que se daba golpes en el pecho y decía: “¡Dios, ten compasión de mí, y perdóname por todo lo malo que he hecho!”»

Y ese hombre recibió honra y poder para reinar sobre todo el mundo. Pude ver que lo obedecían todos los pueblos y naciones. Su poder será siempre el mismo y nunca tendrá fin, y su reino jamás será destruido.

¡Démosle muestras de gratitud, y presentémosle ofrendas! ¡Anunciemos entre gritos de alegría las maravillas que ha hecho!

¡Demos gracias a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor nuestro!

¡Demos gracias a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor nuestro!

¡Yo soy el Dios altísimo! ¡Mejor tráeme ofrendas de gratitud y cúmpleme tus promesas!

17 (18) Yo, en cambio, alabaré a Dios porque es justo. ¡Yo le cantaré himnos al Dios altísimo!

Y dijo: «Nada he traído a este mundo, y nada me voy a llevar. ¡Bendigo a Dios cuando da! ¡Bendigo a Dios cuando quita!»

y juró por Dios que diría la verdad. Dijo: «Dios ya no esperará más. Cuando el séptimo ángel toque su trompeta, Dios hará todo lo que había planeado y mantenía en secreto. Hará todo lo que ya había dicho a sus servidores los profetas.» Y el ángel juró por el Dios que vive para siempre y que creó el universo.

Estos cuatro seres vivientes cantan y dan gracias al que está sentado en el trono y vive para siempre. En sus cantos dicen lo maravilloso, poderoso y digno que es él de recibir honores. Cada vez que hacen esto, los veinticuatro ancianos se arrodillan delante de él, lo adoran y, arrojando sus coronas delante del trono, cantan:

2 (3.32) quiero contar las cosas tan maravillosas que el Dios altísimo ha hecho conmigo.

36 (33) »Tan pronto como dije esto, sané de mi locura y recuperé la grandeza de mi reino. ¡Volví a ser el mismo de antes! Todos mis consejeros y jefes de mi reino vinieron a servirme, y llegué a ser más poderoso que antes.

»El Dios altísimo dio un reino muy grande al rey Nabucodonosor, padre de Su Majestad. Todas las naciones lo respetaban y reconocían su grandeza. También le tenían miedo, porque él decidía a quién matar y a quién dejar con vida, a quién humillar y a quién poner en un lugar importante.

Entonces el pueblo de Dios recibirá poder y dominio sobre todos los reinos de la tierra, y reinará para siempre”.

Desesperados, los marineros gritaron: «¡Dios! ¡Por favor, no nos dejes morir por matar a un hombre inocente! No nos culpes de su muerte, pues eres tú, Dios mío, quien ha querido hacer todo esto».

Él nos protege del mal. Es un Dios justo y fiel, que siempre actúa con justicia.

Y aprovechando que tenía al pueblo reunido, David bendijo a Dios con estas palabras: «¡Bendito seas, Dios de Israel; Dios de nuestro antepasado Jacob; bendito seas para siempre!

»Por eso es que hoy, Dios nuestro, te damos gracias, y alabamos tu nombre glorioso.

Dios es un rey poderoso. Siempre está vigilando a las naciones para que los rebeldes no se levanten contra él.

La ley de nuestro Dios es verdadera; podemos confiar en sus mandatos,

Los orgullosos bajarán la vista, y agacharán la cabeza. Solo el Dios todopoderoso será adorado,

»El Dios todopoderoso dice: “¡Estoy muy enojado y furioso! Haré que tiemblen el cielo y la tierra, castigaré a los malvados, y humillaré a los orgullosos. Cuando acabe con ellos, será más difícil encontrar un babilonio con vida que una aguja en un pajar.




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