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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 20:2

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Este ángel capturó al dragón, aquella serpiente antigua que es el diablo, llamado Satanás, y lo encadenó durante mil años.

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31 Referencias Cruzadas  

Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los mandó al infierno. Y allí están, encadenados en la oscuridad, hasta que llegue el día en que Dios juzgará a todos.

Arrojaron del cielo al gran dragón, que es la serpiente antigua, es decir, el diablo, llamado Satanás, que se dedica a engañar a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.

Así pasó también con los ángeles que rechazaron y abandonaron el lugar de honor que Dios les había dado. Dios los tiene atados para siempre con cadenas, y están encerrados en lugares oscuros, hasta que llegue el gran día del juicio final.

Ahora es cuando la gente de este mundo va a ser juzgada; y el que manda en este mundo, que es el diablo, será echado fuera.

Isaías dijo: «Los enemigos de Israel son como un monstruo del mar, y escurridizos como serpientes, pero Dios empuñará su espada, grande y poderosa, y los destruirá».

»Haré que tú y la mujer, sean enemigas; pondré enemistad entre sus descendientes y los tuyos. Un hijo suyo te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón».

Estén siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo, el diablo, anda buscando a quien destruir. ¡Hasta parece un león hambriento!

Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Solo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder para matar a hombres y a mujeres.

Así el Dios de paz pronto vencerá a Satanás, y lo pondrá bajo el dominio de ustedes. ¡Que Jesús, nuestro Señor, siga mostrándoles su amor!

Este monstruo parecía leopardo, pero tenía patas de oso y hocico de león. El dragón le entregó a este monstruo su poder y su reino.

Entonces el dragón se enojó mucho contra la mujer, y fue a pelear contra el resto de sus descendientes, es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y siguen confiando en el mensaje de Jesús.

El dragón arrojó mucha agua por la boca, y con el agua formó un río para que arrastrara a la mujer.

Cuando el dragón se dio cuenta de que había sido lanzado a la tierra, empezó a perseguir a la mujer que había tenido a su hijo.

Jesús ordenó al espíritu malo: —¡Espíritu malo, sal de este hombre! Entonces el espíritu malo le contestó a gritos: —¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? ¡No me hagas sufrir! ¡Por Dios, te pido que no me hagas sufrir!

los demonios gritaron: —¡Jesús, Hijo de Dios!, ¿qué vas a hacernos? ¿Vas a castigarnos antes del juicio final?

Y Dios le dijo: —¡Hola! ¿De dónde vienes? Y este le contestó: —Vengo de recorrer toda la tierra. Entonces Dios le preguntó:

Todos adoraron al dragón, porque le había dado su autoridad al monstruo, y también adoraron al monstruo. Decían: «No hay nadie tan fuerte como este monstruo. Nadie puede luchar contra él.»

El ángel del Abismo es el jefe de los saltamontes. En hebreo se llama Abadón, y en griego se llama Apolión; en ambos idiomas, su nombre quiere decir «Destructor».

Y todos los que, por seguirme, hayan dejado a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos o a sus hermanas, a su padre o a su madre, su casa o un terreno, recibirán cien veces más de lo que dejaron, y tendrán además vida eterna.

Entre los animales salvajes que Dios creó, no había otro más astuto que la serpiente. Un día, la serpiente le dijo a la mujer: —¿Así que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?

Los meterá en un calabozo, los tendrá encarcelados, y al final los castigará.

Las semillas que cayeron en el camino representan a los que escuchan las buenas noticias, pero luego viene Satanás y hace que olviden todo lo que oyeron.

De pronto se vio en el cielo algo también misterioso: apareció un gran dragón rojo, que tenía siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza.

Ese dragon arrastró con la cola a la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra; luego se detuvo frente a la mujer, para comerse a su hijo tan pronto como naciera.

Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión,

Y el diablo, que los había engañado, será arrojado al lago donde el azufre arde en llamas, donde también fueron arrojados el monstruo y el falso profeta. Allí serán atormentados todos ellos para siempre, de día y de noche.

Midió quinientos metros más, y la corriente era ya un río muy hondo que no pude cruzar a pie. La única manera de cruzarlo era nadando.




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