David volvió a consultar a Dios, y Dios le respondió: «No los ataques de frente; rodéalos y atácalos por detrás. Cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo,
David volvió a consultar a Dios, y Dios le respondió: «No los ataques de frente; rodéalos y atácalos por detrás. Cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo,
Harás con la ciudad y con su rey lo mismo que hiciste con Jericó. Esta vez podrás quedarte con sus bienes y sus animales. Ordena que una parte del ejército se quede al otro lado de la ciudad, para atacarla por sorpresa».
¡Esta no es la primera vez que yo consulto a Dios en cuanto a lo que David debe hacer! Además, yo no sabía nada de los problemas que él tiene con usted. Ni yo ni mi familia hemos traicionado a Su Majestad.
Después de esto, David consultó a Dios: —¿Puedo regresar a alguno de los pueblos de Judá? Y Dios respondió: —Claro que puedes regresar. Pero David insistió: —¿Y a qué pueblo iré? Y Dios le contestó: —Ve a Hebrón.