»¡Bendito seas, mi Dios, tú que vives y me proteges! ¡Alabado seas, mi Dios y Salvador!
26 (27) Él me dirá: “Tú eres mi Padre y me proteges; eres mi Dios y salvador”.
Me proteges como un escudo, y me salvas con tu poder. ¡Tú eres mi más alto escondite!
Yo sé que mi Dios vive, sé que triunfará sobre la muerte, y me declarará inocente.
y estoy alegre porque él es mi Salvador!
»Yo le dedico este himno, porque él me da fuerza y me salva. Él es mi Dios; por eso lo alabo. Él es el Dios de mi padre; por eso lo adoro.
27 (28) Yo le concederé los derechos que merece todo hijo mayor: lo pondré por encima de todos los reyes del mundo.