Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
Que su confianza en Dios los proteja como un escudo, y apague las flechas encendidas que arroja el diablo.
¡Que Dios añada bendiciones sobre ustedes y sobre sus hijos!
11 (12) Señor y Dios nuestro, tú nos das calor y protección; nos das honor y gloria. Tu bondad no tiene medida para los que siempre hacen lo bueno.
35 (36) Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria.
Después de esto, Dios se le apareció a Abram en una visión, y le dijo: —Abram, no tengas miedo. Yo soy quien te protege. Voy a darte muchas riquezas.
Con tus descendientes formaré una gran nación. Voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás de bendición para otros.
Que la salvación los proteja como un casco, y que los defienda la palabra de Dios, que es la espada del Espíritu Santo.