Cuando todas estas tribus se enteraron de que Jeroboam había vuelto, lo mandaron a llamar ante todo el pueblo, y lo nombraron rey de todo Israel. La tribu de Judá fue la única que no estuvo de acuerdo, pues quería como rey a un descendiente de David.
9 (10) y por todo el país se comentaba: «El rey David nos libró de los filisteos y de nuestros enemigos, pero por culpa de Absalón tuvo que abandonar el país.
Cuando el rey David llegó a Bahurim, salió a su encuentro Simí hijo de Guerá, que era pariente de Saúl. Simí empezó a arrojarles piedras a David y a los guardias que lo rodeaban,
Así fue como ese día Jacob le dio a Efraín el lugar de Manasés. Entonces dijo: —Cuando mis descendientes bendigan a alguien, le dirán: “¡Que Dios te bendiga como bendijo a Efraín y a Manasés!”
Sin embargo, Jacob cruzó los brazos y puso su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda la puso sobre la cabeza de Manasés, a pesar de que este era el mayor.