¡Pobre gente! Se portan como Caín. Y por el afán de ganar dinero, cometen el mismo error que cometió Balaam. Son tan rebeldes que morirán como murió Coré.
Por eso, no confíen en nadie ni crean en lo que otros les digan. Tengan cuidado de lo que hablan, porque los hijos y las hijas no respetan a sus padres, las nueras desprecian a sus suegras, y nuestros peores enemigos los tenemos en la familia. ¡Por eso no confíen en nadie, ni en su propia esposa!
Entonces el rey David le dijo a Sibá: —Desde hoy, todo lo que era de Mefi-bóset será para ti. Yo te lo doy. Sibá le dijo al rey: —Yo estoy para servir a Su Majestad. Muchas gracias por este favor que me hace.