Joab se inclinó de cara al suelo delante del rey, y luego de bendecirlo le dijo: —Muchas gracias, Su Majestad, por haberme concedido lo que le pedí.
Sus hijos la felicitan; su esposo la alaba y le dice:
Muchos me agradecieron el abrigarlos con ropa de lana.
Los que me escuchaban no dejaban de felicitarme.
Algunos se ofrecieron voluntariamente para ir, y el pueblo le pidió a Dios que los ayudara en todo.
39 (40) Toda la gente cruzó entonces el río Jordán y el rey también lo cruzó. Luego de besar a Barzilai lo bendijo, y este regresó a su casa.
Pero David insistió: —¡Te juro por Dios y por ti mismo que puedo morir en cualquier momento! Tu padre sabe bien que tú y yo somos buenos amigos. Y seguramente habrá pensado: “Si se lo digo a Jonatán, haré que se ponga triste”.
Sin embargo, Dios se fijó en Noé y le gustó su buena conducta.
Luego José llevó a su padre ante el rey. Jacob lo saludó con mucho respeto,
Más tarde, el rey llamó a Joab y le dijo: —Voy a atender enseguida el problema de esta mujer. Tú ve y ocúpate de que vuelva mi hijo Absalón.
Luego Joab fue a Guesur y trajo de allá a Absalón, pero cuando este llegó a Jerusalén,
Cuando llegó ante David, se inclinó hasta el suelo en señal de respeto, y le dijo: —¡Ayúdeme usted, Su Majestad!