Pero tanto presionó Absalón al rey que, al fin, dejó que Amnón y sus otros hijos fueran a la fiesta.
Entonces Absalón le propuso: —Si usted no puede ir, al menos permita que vaya mi hermano Amnón. David le preguntó: —¿Y por qué tanto interés en Amnón?
Allí Absalón les dijo a sus sirvientes: «Vigilen bien a Amnón, y cuando ya esté muy borracho y yo les diga que lo maten, mátenlo. No tengan miedo, que lo van a matar porque yo lo ordeno».