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Referencias Cruzadas

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2 Samuel 13:19

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Pero al verse en la calle, se echó ceniza sobre la cabeza y rompió su vestido para demostrar su vergüenza. Luego se fue llorando y gritando por todo el camino, agarrándose la cabeza.

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10 Referencias Cruzadas  

Yo mismo he rechazado a esos que llamas tus amigos. Así que volverás de Egipto derrotada y llena de vergüenza, ¡y de nada te servirá su ayuda!”»

Josué y los líderes israelitas se acercaron al cofre de Dios, rompieron su ropa y se echaron ceniza sobre la cabeza para mostrar su gran tristeza. Luego se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente, y así permanecieron hasta que anocheció.

Una vez más, David le preguntó: —¿De dónde dices que eres? Él respondió: —Soy hijo de un amalecita que vino a vivir en Israel. Entonces David le dijo: —¿Y cómo te atreviste a matar a quien Dios eligió como rey de su pueblo? Tú mismo reconoces tu culpa al decir: “Yo maté al elegido de Dios”. Enseguida le ordenó David a uno de sus oficiales que matara al amalecita, y el oficial lo mató. Después de eso, David y sus hombres rompieron su ropa para mostrar su tristeza por la muerte de Saúl y Jonatán, y se echaron a llorar. Luego ayunaron y estuvieron muy tristes, pues también habían muerto muchos soldados israelitas.

Así que retiro lo dicho, y te ruego me perdones».

Al llegar a donde vivía Job, lo vieron de lejos, y no lo reconocieron; pero cuando ya estuvieron frente a él, comenzaron a llorar y a gritar. Enseguida rompieron su ropa y se echaron ceniza sobre la cabeza para mostrar su tristeza.

Cuando Mardoqueo se enteró de lo que había pasado, rompió su ropa en señal de tristeza, y se puso ropa áspera. Luego se echó ceniza en la cabeza, y anduvo por la ciudad llorando amargamente y en voz alta.

Ese mismo día, un hombre de la tribu de Benjamín escapó de la batalla y llegó corriendo a Siló. Había roto su ropa y se había echado polvo sobre la cabeza en señal de luto. Cuando entró en la ciudad y le contó a la gente lo que había pasado, todos empezaron a llorar a gritos. El sacerdote Elí era ya un anciano de noventa y ocho años, y se había quedado ciego. Estaba sentado en una silla, junto al camino. Esperaba saber, con ansias y temor, qué había pasado con el cofre del pacto de Dios. Cuando oyó el griterío, preguntó: —¿Por qué hay tanto alboroto?

Cuando Rubén regresó y vio que José ya no estaba en el pozo, rompió su ropa en señal de tristeza,

Cuando Absalón lo supo, la tranquilizó y le dijo: «Hermanita, lo que Amnón ha hecho contigo es terrible. Pero no le guardes rencor, porque es tu hermano». Desde entonces Tamar se fue a vivir a la casa de su hermano Absalón, pero siempre prefería estar sola.




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