Al oír esto, el rey se levantó de su trono, y en señal de dolor, rompió su ropa y se tiró al suelo. Todos los que estaban a su alrededor hicieron lo mismo,
«Reúne a todos los judíos que se encuentren en Susa, y ayunen por mí, no coman ni beban durante tres días. También mis sirvientas y yo ayunaremos. Después de eso, me presentaré ante el rey, aunque la ley no lo permita. ¡Y si tengo que morir, moriré!»
18 (19) Después de eso, el rey se fue a su palacio, pero en toda la noche no comió nada. Y aunque no podía dormir, tampoco quiso que le llevaran música.
Josué y los líderes israelitas se acercaron al cofre de Dios, rompieron su ropa y se echaron ceniza sobre la cabeza para mostrar su gran tristeza. Luego se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente, y así permanecieron hasta que anocheció.