Joab y sus hombres pelearon contra los arameos, y los hicieron huir.
Los arameos que vivían en Damasco vinieron a ayudar al rey Hadad-ézer, pero David mató a veintidós mil de ellos.
2 (3) ¡Haz que desaparezcan por completo, como desaparece el humo tan pronto como sopla el viento! ¡Haz que esos malvados se derritan como cera en el fuego!