—¿Y qué pasó allí? —volvió a preguntar David. El soldado respondió: —El ejército israelita perdió la batalla. Muchos de nosotros escapamos, y muchos otros murieron. También murieron Saúl y su hijo Jonatán.
así que David le preguntó: —¿De dónde vienes? ¿Al servicio de quién estás? —Soy egipcio —contestó aquel hombre—. Mi amo es un amalecita. Hace tres días me enfermé, y mi amo me abandonó aquí.