Yo me dediqué a cuidar de las ovejas que irían al matadero, y di especial atención a las ovejas más débiles. Tenía yo dos varas de pastor; a una de ellas la llamé «Bondad», y a la otra la llamé «Unión».
Dios también dijo: «No castigaré a todos. A los que deje con vida, les permitiré vivir en Jerusalén y serán llamados: “Pueblo elegido de Dios”. »Cuando llegue ese día, haré que prosperen y vivan bien. Mi pueblo se pondrá orgulloso de los frutos que su tierra le dará.
»¡Saúl y Jonatán, mis amigos más queridos! ¡Más rápidos que las águilas, y más fuertes que los leones! ¡Juntos disfrutaron de la vida! ¡Juntos sufrieron la muerte!
Al otro día, mientras los filisteos les quitaban a los israelitas muertos sus objetos de valor, encontraron muertos en el cerro de Guilboa a Saúl y a sus tres hijos.