Por todo eso, no debemos dejar de confiar totalmente en Dios. Si la vida es como una carrera, y ustedes tienen ya cansadas las manos y débiles las rodillas, cobren nuevas fuerzas.
Isaías continuó diciendo: «Ese día, el pueblo de Israel cantará: “Te damos gracias, Dios nuestro, porque aunque estuviste enojado, ya se te pasó el enojo y nos has consolado.
El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado.
»Aunque Jerusalén está en ruinas, yo la consolaré y la convertiré en un hermoso jardín. Será como el jardín que planté en Edén. Entonces Jerusalén celebrará y cantará canciones de alegría y de acción de gracias».
Además, al saber que estoy preso, la mayoría de los hermanos se ha animado a anunciar el mensaje de Dios, sin miedo y con más confianza en el Señor Jesucristo.