Al día siguiente, cuando la gente de Asdod se levantó, encontró a Dagón tirado y de cara al suelo, frente al cofre del pacto de Dios. Enseguida lo levantaron y lo colocaron en su lugar.
Dios le dio este mensaje a Isaías, y él se lo comunicó al pueblo: «¡Miren! Dios se acerca a Egipto, cabalgando en una nube veloz. Ante él tiemblan los dioses de Egipto, y el pueblo egipcio se llena de miedo.
Cargan la estatua del dios sobre sus hombros, lo ponen en su sitio, y de allí no se mueve. Por más que griten pidiéndole agua, ese dios no les responde ni puede librarlos de sus males.
el artesano anima al escultor, y el que trabaja con el martillo dice al que golpea en el yunque: “Has hecho un buen trabajo”. Después sujeta al ídolo con clavos para mantenerlo firme».
»Esa noche recorreré todo Egipto y mataré a todos los hijos mayores de cada familia egipcia, sea hombre o animal. Yo soy el Dios de Israel, y les daré su merecido a los dioses de Egipto.
Entonces ellos tomaron el toro que les dieron, lo prepararon y oraron a su dios desde la mañana hasta el mediodía. Le decían: «¡Baal, contéstanos!» Los profetas de Baal saltaban alrededor del altar que habían construido. Pero no se escuchó ninguna voz ni nadie respondió nada.