¡Dime si esto es verdad! —Es verdad —contestó Dios—. Saúl vendrá.
Llámame y te responderé. Te haré conocer cosas maravillosas y misteriosas que nunca has conocido.
¡Llámame cuando tengas problemas! Yo vendré a salvarte, y tú me darás alabanza».
Entonces David le consultó a Dios: —Dios de Israel, sé que Saúl va a venir a Queilá, y que por mi culpa va a matar a toda la gente.
David volvió a consultar a Dios: —Y la gente de Queilá, ¿nos traicionará? —Así es. Los traicionará —contestó Dios.
Dios me dijo: «Jeremías, tus enemigos están tramando hacerte daño».