Uno de los sirvientes de Nabal fue a decirle a Abigail, su esposa: «David envió unos mensajeros a nuestro amo, con un saludo amistoso. Pero él los insultó,
José reconoció a sus hermanos enseguida, pero ellos no lo reconocieron. Así que los dejó creer que era egipcio y con cara muy seria les preguntó: —Ustedes, ¿de dónde vienen? Ellos le respondieron: —Venimos de Canaán, y queremos comprar trigo.