Saúl ya no dejó que David volviera a su casa, sino que lo mantuvo cerca de él, de modo que Jonatán se hizo muy amigo de David. Tanto lo quería Jonatán que, desde ese mismo día, le juró que serían amigos para siempre, pues lo amaba como a sí mismo.
y Saúl les dijo: «Díganle a David que no quiero que me dé nada por mi hija. Lo que quiero es que me traiga la prueba de que mató a cien filisteos. Quiero vengarme de ellos». En realidad, Saúl quería que los filisteos mataran a David.
hasta llegar a Hebrón. Una vez allí, le llevaron a David la cabeza de Is-bóset y le dijeron: —Aquí tiene Su Majestad la cabeza de Is-bóset, hijo de su enemigo Saúl, que quería matarlo. Dios ya le ha dado a Saúl su merecido, pues todos sus hijos están muertos.