Cuando llegó al campamento, el ejército israelita se estaba formando y lanzando el grito de batalla. Y los israelitas y los filisteos se pusieron frente a frente.
Entonces Moisés salió a recibir a Jetró, y con mucho respeto se inclinó ante él, y le dio un beso. Cuando terminaron de saludarse, entraron juntos en la carpa,
así que envió a diez de sus ayudantes para que saludaran a Nabal y le dijeran de su parte: «Que Dios te bendiga, y que siempre le vaya bien a tu familia. »Que cada día tengas más propiedades.
David y sus hombres regresaron al arroyo de Besor, donde se habían quedado con el equipaje los doscientos soldados que estaban muy cansados. Cuando ellos vieron que David se acercaba con los otros hombres, salieron a recibirlos. David les contestó el saludo.