Luego Samuel regresó a Ramá, y Saúl se fue a Guibeá, que era donde vivía.
Cuando los mensajeros dieron la mala noticia en Guibeá, que era donde vivía Saúl, toda la gente comenzó a llorar a gritos.
También Saúl se fue a Guibeá, donde vivía, y Dios hizo que un grupo de valientes lo siguiera.
A la mañana siguiente, Elcaná y su familia fueron al santuario para adorar a Dios, y después de eso regresaron a su casa en Ramá. Tiempo después, Elcaná y su esposa Ana tuvieron relaciones sexuales, y Dios permitió