Deja de preocuparte por las burras que se perdieron hace tres días, pues ya las encontraron. Además, todo lo mejor de Israel será para ti y para tu familia.
Pero el espíritu de Dios actuó sobre Sansón y le dio una gran fuerza. Entonces Sansón tomó al león entre sus manos y lo despedazó como si fuera un cabrito. Pero no les dijo a sus padres lo que había sucedido.
Moisés volvió entonces a donde estaba su suegro Jetró, y le dijo: —Déjame regresar a Egipto. Quiero ver si todavía siguen con vida los israelitas. Jetró le dijo: —Vete tranquilo. Espero que te vaya bien.
Sansón tomó la miel con las manos y se fue por el camino comiéndola. Al llegar a donde estaban sus padres, les dio miel, y ellos comieron; pero no les dijo de dónde la había sacado.