Dios mío, solo una cosa te pido, solo una cosa deseo: déjame vivir en tu templo todos los días de mi vida, para contemplar tu hermosura y buscarte en oración.
Entonces David le dijo al profeta Natán: —No está bien que yo viva en un palacio de maderas finas, mientras el cofre del pacto de Dios está en una carpa.
Samuel volvió a acostarse y, cuando amaneció, se levantó y abrió las puertas del santuario. Pero no se atrevía a contarle a Elí la visión que había tenido.
La voz de Dios retuerce los robles y deja sin árboles los bosques. Nuestro Dios es el rey de las lluvias; él se sienta en su trono para reinar por siempre. En su templo todos lo alaban,