Pero cuando los labradores vieron que era el hijo del dueño, dijeron entre ellos: “Este es el heredero, ¡vamos a matarlo para quedarnos con la herencia!”
Cuando los persigan en una ciudad, vayan a otra. Porque les digo la verdad: el Hijo del hombre regresará antes de que ustedes terminen su trabajo en las ciudades de Israel.
Ustedes saben que a Jesús de Nazaret, Dios lo llenó del Espíritu Santo y de poder. Él fue por todas partes haciendo el bien y sanando a los que vivían oprimidos por el diablo. Lo pudo hacer porque Dios estaba con él.
Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley escucharon a Jesús y empezaron a buscar la forma de matarlo. Le tenían miedo porque toda la gente estaba asombrada por sus enseñanzas.
Los líderes judíos se preguntaban unos a otros: —¿A dónde va a ir él que no podamos encontrarlo? ¿Será que va a ir a donde están los judíos dispersos en otros países para enseñarles a los griegos?