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Referencias Cruzadas

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Juan 2:4

Biblia Palabra de Dios para Todos

Jesús le dijo: —Mamá, ¿yo qué tengo que ver con eso? Todavía no ha llegado mi hora.

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20 Referencias Cruzadas  

Jesús les dijo: —Todavía no es tiempo para eso, pero cualquier tiempo es bueno para ustedes.

Era el día antes de la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que ya era hora de dejar este mundo y regresar al Padre. Mientras estuvo en el mundo, siempre amó a sus seguidores pero en esta ocasión mostró su amor al máximo.

Jesús dijo esto mientras enseñaba en el área del templo, cerca del lugar donde la gente deja sus ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque su hora aun no había llegado.

Entonces trataron de arrestarlo, pero nadie pudo echarle mano porque todavía no había llegado su hora.

Él les contestó: —Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre reciba honor.

Todo tiene su momento; todo lo que sucede bajo el cielo ocurre de acuerdo a un plan.

De pronto ellos gritaron: —¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido antes de tiempo para castigarnos?

Entonces David les dijo: —¿Qué debo hacer con ustedes, hijos de Sarvia? ¿Por qué quieres matar a este hombre por mí? ¡Hoy no se matará a nadie en Israel! ¡Soy nuevamente rey de Israel!

Pero el rey le contestó: —Hijos de Sarvia, ¿Es que no tienen nada que hacer? ¿Qué pasa si Simí me maldice por orden del SEÑOR? ¿Quién le va a decir que no lo haga?

Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas? Ella creyó que era el jardinero y le dijo: —Señor, si usted lo sacó del sepulcro, dígame dónde lo puso y yo iré por él.

Ellos le preguntaron: —Mujer, ¿por qué estás llorando? Ella respondió: —Han sacado el cuerpo de mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

Jesús les contestó: —¿Por qué tenían que buscarme? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?

Jesús le dijo: —Mujer, tienes mucha fe. Por eso haré lo que quieres que haga. Y en ese momento la hija de la mujer fue sanada.

Él dijo de su papá y de su mamá: “No los conozco”. Él no reconocía a sus hermanos e ignoró a sus hijos. Pero ellos obedecieron tu palabra y mantuvieron tu pacto.

Por eso, desde este momento, no vemos a los demás como lo hace todo el mundo. Es cierto que en el pasado veíamos a Cristo de esa manera, pero ahora no lo vemos como un hombre cualquiera.

La mujer entonces le dijo a Elías: —Tú eres un hombre de Dios. ¿Me puedes ayudar? ¿O viniste aquí solo para recordarme mis pecados y matar a mi hijo?

Cuando se acabó el vino, la mamá de Jesús le dijo: —Ya no tienen vino.

Vayan ustedes a la fiesta. Yo no voy porque todavía no ha llegado mi tiempo.




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