Así que Rut recogió espigas en el campo hasta el atardecer. Luego desgranó la cebada que había recogido, la cual pesó más de veinte kilos.
Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio.
La medida de dos litros, a la que llamaban gómer, era la décima parte de la medida a la que llamaban efa.
Más bien, dejad caer algunas espigas de los manojos para que ella las recoja, ¡y no la reprendáis!
La cargó de vuelta al pueblo, y su suegra vio cuánto traía. Además, Rut le entregó a su suegra lo que le había quedado después de haber comido hasta quedar satisfecha.