Después, cuando ella se levantó a recoger espigas, él dio estas órdenes a sus criados: ―Aun cuando saque espigas de las gavillas mismas, no la hagáis pasar vergüenza.
»Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no seguéis hasta el último rincón del campo ni recojáis todas las espigas que queden de la mies. Dejadlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor vuestro Dios».
A la hora de comer, Booz le dijo: ―Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre. Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha, y hasta le sobró.