Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita fuertemente:
cuando ocupaba mi puesto en el concejo de la ciudad, y en la plaza pública tomaba asiento,
«Id —les dijo—, presentaos en el templo y comunicad al pueblo todo este mensaje de vida».
―Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada.
Id al cruce de los caminos e invitad al banquete a todos los que encontréis”.
«A vosotros los hombres os estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad.
Clama en las esquinas de calles transitadas; a la entrada de la ciudad razona: