El Señor no deja sin comer al justo, pero frustra la avidez de los malvados.
He sido joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto justos en la miseria, ni que sus hijos mendiguen pan.
Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel.
No los podrán librar ni su plata ni su oro en el día de la ira del Señor. En el fuego de su celo será toda la tierra consumida; en un instante reducirá a la nada a todos los habitantes de la tierra».
En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia.
él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.
Cuando haya hambre, te salvará de la muerte; cuando haya guerra, te librará de la espada.
Vosotros, por el contrario, buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.
Este tal morará en las alturas; tendrá como refugio una fortaleza de rocas, se le proveerá de pan, y no le faltará el agua.
El malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su integridad.
El malvado verá esto, y se irritará; rechinando los dientes se irá desvaneciendo. ¡La ambición de los impíos será destruida!
En el día de la ira de Dios, un aluvión arrasará su casa.
Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos.
El justo come hasta quedar saciado, pero el malvado se queda con hambre.
Dios aborrece hasta la oración del que se niega a obedecer la ley.
El que es ambicioso provoca peleas, pero el que confía en el Señor prospera.
Vaga sin rumbo; es comida de los buitres; sabe que el día de las tinieblas le ha llegado.