Y, cuando vengan a la casa para levantar los cadáveres y quemarlos, algún pariente le preguntará a otro que ande en la casa: «¿Queda alguien más contigo?» Y aquel le responderá: «No». Entonces le dirá: «¡Cállate! No vayamos a mencionar el nombre del Señor».
Ellos dijeron: «Vamos, tramemos un plan contra Jeremías. Porque no le faltará la ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Ataquémoslo de palabra, y no hagamos caso de nada de lo que diga».