El primogénito de una asna podrá ser rescatado a cambio de un cordero; pero, si no se rescata, se le quebrará el cuello. Todos vuestros primogénitos y los de vuestros descendientes deberán ser rescatados.
Cuando el faraón se empeñó en no dejarnos ir, el Señor les quitó la vida a todos los primogénitos de Egipto, tanto de hombres como de animales. Por eso le ofrecemos al Señor en sacrificio el primer macho que nace, y rescatamos a nuestros primogénitos”.