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Referencias Cruzadas

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Números 22:6

Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Tal vez así pueda yo vencerlos y echarlos fuera del país. Yo sé que a quien tú bendices, queda bendito, y a quien tú maldices, queda maldito».

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23 Referencias Cruzadas  

Se agacha como un león, se tiende como una leona: ¿quién se atreverá a molestarlo? ¡Benditos sean los que te bendigan! ¡Malditos sean los que te maldigan!»

Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos.

Sus visiones son falsas, y mentirosas sus adivinaciones. Dicen: ‘Lo afirma el Señor’, pero el Señor no los ha enviado; sin embargo, ellos esperan que se cumpla lo que profetizan.

porque no solo no les habían dado de comer ni de beber a los israelitas, sino que habían contratado a Balán para que los maldijera, aunque en realidad nuestro Dios cambió la maldición por bendición.

Ahora bien, el mensajero que había ido a llamar a Micaías le advirtió: ―Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente, para que tu mensaje concuerde con el de ellos.

El rey de Israel le respondió: ―Todavía hay alguien por medio de quien podemos consultar al Señor, pero me cae muy mal porque nunca me profetiza nada bueno; solo me anuncia desastres. Se trata de Micaías hijo de Imlá. ―No digas eso —replicó Josafat.

Así que el rey de Israel reunió a los profetas, que eran casi cuatrocientos, y les preguntó: ―¿Debo ir a la guerra contra Ramot de Galaad, o no? ―Ve —contestaron ellos—, porque el Señor la entregará en tus manos.

le dijo: ―¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos? Y, maldiciendo a David en nombre de sus dioses,

Porque no te ofrecieron pan y agua cuando cruzaste por su territorio, después de haber salido de Egipto. Además, emplearon a Balán hijo de Beor, originario de Petor en Aram Najarayin, para que te maldijera.

porque yo te recompensaré con creces y haré todo lo que tú me pidas. Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo”.

Pero Dios le dijo a Balán: ―No irás con ellos, ni pronunciarás ninguna maldición sobre los israelitas, porque son un pueblo bendito.

Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga».

Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»

Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino.

¿Qué importa que ellos me maldigan? ¡Bendíceme tú! Pueden atacarme, pero quedarán avergonzados; en cambio, este siervo tuyo se alegrará.

Y, cuando Balac, hijo de Zipor y rey de Moab, se dispuso a presentaros combate, él envió al profeta Balán hijo de Beor para que os maldijera.

Recuerda, pueblo mío, lo que tramaba Balac, rey de Moab, y lo que le respondió Balán hijo de Beor. Recuerda tu paso desde Sitín hasta Guilgal, y reconoce las hazañas redentoras del Señor».

Entonces Balac le dijo: ―Por favor, ven conmigo a otro lugar. Desde allí podrás ver solo a una parte del pueblo, y no a todos ellos, y les desearás el mal.

Balac le dijo a Balán: ―Por favor, ven conmigo, que te llevaré a otro lugar. Tal vez a Dios le parezca bien que los maldigas desde allí.




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