Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. ―¿Para qué nos sacaste de Egipto? —reclamaban—. ¿Solo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?
Estos individuos son refunfuñadores y criticones; se dejan llevar por sus propias pasiones; hablan con arrogancia y adulan a los demás para sacar ventaja.
Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que este desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: «¡Prefiero morir que seguir viviendo!»
Os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas y dijisteis: “El Señor nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos.
Un día, el pueblo se quejó de las penalidades que estaba sufriendo. Al oírlos el Señor, ardió en ira y su fuego consumió los alrededores del campamento.
y caminó todo un día por el desierto. Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse. «¡Estoy harto, Señor! —protestó—. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados».
que, aunque vieron mi gloria y las maravillas que hice en Egipto y en el desierto, ninguno de los que me desobedecieron y me pusieron a prueba repetidas veces
¿Te parece poco habernos sacado de la tierra donde abundan la leche y la miel, para que ahora quieras matarnos en este desierto y dártelas de gobernante con nosotros?
y comenzaron a hablar contra Dios y contra Moisés: ―¿Para qué nos trajisteis vosotros de Egipto a morir en este desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua! ¡Ya estamos hartos de esta pésima comida!
Entonces le reclamaron a Moisés: ―¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allí para morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros? ¿Para qué nos sacaste de Egipto?
Moisés se lo comunicó a los israelitas, y los jefes le entregaron doce varas, una por cada jefe de su familia patriarcal. Entre ellas estaba la vara de Aarón.
lo mismo que cuando el Señor os envió desde Cades Barnea y os dijo: “Id y tomad posesión de la tierra que os he dado”. Os rebelasteis contra la orden del Señor vuestro Dios; no confiasteis en él ni le obedecisteis.