Pero cada vez que el arca se detenía, Moisés decía: «¡Regresa, Señor, a la incontable muchedumbre de Israel!»
El Señor vuestro Dios os ha hecho tan numerosos que hoy sois vosotros tantos como las estrellas del cielo.
¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos, y endureces nuestro corazón para que no te temamos? Vuelve por amor a tus siervos, por las tribus que son tu herencia.
Y bendijeron a Rebeca con estas palabras: «Hermana nuestra: ¡que seas madre de millares! ¡Que dominen tus descendientes las ciudades de sus enemigos!»
Levántate, Señor; ven a tu lugar de reposo, tú y tu arca poderosa.