Proclamad ayuno, convocad una asamblea solemne. Reunid a los ancianos del pueblo en la casa del Señor vuestro Dios; reunid a todos los habitantes del país, y clamad al Señor.
No me sigáis trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, día de reposo, asambleas convocadas; ¡no soporto que con vuestra adoración me ofendáis!
Todos los levitas cantores —es decir, Asaf, Hemán, Jedutún, sus hijos y sus parientes— estaban de pie en el lado este del altar, vestidos de lino fino y con címbalos, arpas y liras. Junto a ellos estaban ciento veinte sacerdotes que tocaban la trompeta.
Sin embargo, del dinero que se traía al templo del Señor, no se usaba nada para hacer copas, despabiladeras, tazones y trompetas, ni otros utensilios de plata y oro,
»¡Anunciadlo en Judá, proclamadlo en Jerusalén! ¡Tocad la trompeta por todo el país! Gritad en voz alta: “¡Reuníos y entremos en las ciudades fortificadas!”
Tocad la trompeta en Sión; dad la voz de alarma en mi santo monte. Tiemblen todos los habitantes del país, pues ya viene el día del Señor; en realidad ya está cerca.