―¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús. Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: ―Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.
―Dadles vosotros mismos de comer —les dijo Jesús. ―No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos,
―Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes.
Ella se le acercó por detrás y tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.
Te sobrevendrán días en que tus enemigos levantarán un muro y te rodearán, y te encerrarán por todos lados.